Uno de los temas más recurrentes en mis mentorías privadas y la mayoría de sesiones grupales que genero en los espacios con los que colaboro son los vínculos, en este caso y sobre todo de pareja.
Puede, (según el tipo de lazo que se desarrolle), que el vínculo amoroso sea un inmenso portal hacia dentro. Un portal que nos invite a desgranar nuestros temores más ocultos y aquello que en algún momento, consciente o inconscientemente decidimos ocultar, por quizás simple supervivencia, por no saber cómo o por miedo.
Sea como sea, el vínculo es el tema estrella del humano en sí. Vagamos como almas errantes “carentes” o en “exceso de” y ello nos hace generar lazos distorsionados que a medio-largo plazo son insostenibles dada su naturaleza originaria. Nos apegamos a ideas, conceptos, ensoñaciones o idilios que una vez no cumplidos o caída la venda, no sabemos como afrontar y entonces comienza el camino de la frustración. Un camino dónde la dualidad interior comienza a habitar en ti como el agua hirviendo y pidiendo a gritos ser integrada, tras envisionar todo lo preciso.
Lo que no sabemos es que ninguna de esas opciones nos permite poder conectar realmente con quién hemos decidido en un momento de nuestro camino compartir pasos. Depositamos nuestra proyección en un espacio de no conciencia y sobre todo, en un espacio sin pilares que puedan sostener lo deseado.
Reclamamos, requerimos, exigimos, nos tomamos el permiso de perdernos en el otro sin tomarnos el tiempo preciso de preguntarnos al menos si es el lugar, es el momento, es la persona, estamos disponibles y si realmente nos apetece.
Futurizamos con un para siempre cuándo la vida misma es un ciclo viviente y requiere de muerte y renacimiento. El vínculo pues, también es un espacio que nos invita a morir, a renacer, a despertar memorias antiguas, a transitar por estadíos y momentos muy transformadores si realmente lo queremos vivir, reconociendo estas premisas básicas y de orden natural. Sin embargo, si nos resistimos a la naturaleza originaria de este, transitaremos el lazo desde un lugar de lucha, de tensión y distorsión.
Estamos en constante transformación, somos energía en constante movimiento, una energía multidimensional, creativa, expansiva… en que momento decidimos seguir sosteniendo lazos que somos conscientes que son insostenibles? y no me digas que no eres consciente o no sabes si realmente es o no es. Si llegase hasta aquí te considero una persona altamente cualificada y suficientemente inteligente para escuchar esa voz interna que te guía, otra cosa es que te hayas ocupado en silenciarla año tras año y ahora se encuentre bajo las faldas del Himalaya.
El Amor Sagrado no entiende de razones ni de lógicas, el Amor Sagrado sólo existe, solo es y se expresa libremente, el amor sagrado conmueve y libera el Alma.
Me encantó y me llegó, como siempre tu luz…. gracias
Reflexiones muy acertadas para reflexionar y recordarNOS
Miriam;
es un gusto inmenso que verdaderamente llegue a ti y de esta forma, esta reflexión nacida de lo más profundo de mi corazón.
Cuando escribo es realmente por liberar mi interno y porque siento que si lo comparto y me expongo, hay alguien al otro lado sintiendo y catalizando esto mismo. Siempre nos ayudamos cuando extraemos nuestras inquietudes y nos abrimos a compartir.