“En referencia a la obra divina de la creación (…) el proceso alquímico se califica de magna obra. En ella se encuentra una misteriosa materia inicial, la llamada materia prima, en la que las partes contrarias, todavía aisladas, se oponen violentamente, pero que poco a poco pasarán a un estado libre de perfecta armonía, bajo la forma de “piedra filosofal” o lapis philosophorum: “Al principio unimos, después corrompemos, disolvemos lo que ha sido corrompido, purificamos lo que ha sido disuelto, reunimos lo que ha sido purificado y lo solidificamos. De esta forma, el hombre y la mujer devienen uno.
(Fuente: Breve tratado de la piedra filosofal, 1778).
El legado alquimista
Según el legado alquimista, los metales ordinarios no pueden convertirse en plata ni en oro si antes no son reducidos a su materia prima (prakriti)* . Si estos metales ordinarios son considerados estados del alma incompletos y cristalizados en la impureza, la materia prima (prakriti)* a la que deben reducirse no es otra cosa sino la materia básica de aquella, es decir, el alma en su estado primitivo u originario, no condicionada ni fijada en una “forma” concreta por impresiones o por las pasiones.
Mientras el Alma no quede libre de las concreciones y contradicciones interiores, no será materia dúctil sobre la que el espíritu que procede “originario” pueda imprimir una nueva “forma”, una forma ilimitada que libera, pues procede de la sustancia eterna del ser.
Etapas de la Obra Magnum, la gran obra
Etapas principales de la obra alquímica: Opus Magna.
Teniendo en cuenta las etapas de la obra magna alquímica, hay varios procesos. Cada una de las cuáles representa una simplificación esquemática del proceso alquímico en sí, que es en su origen de gran amplitud.
Los movimientos básicos (gunas)* de la materia prima (prakriti)* constan de tres etapas iniciales;
- Nigredo, ennegrecimiento, melanosis.
- Albedo, blanqueo, leucosis.
- Rubedo, enrojecimiento, iosis, purpúreo.
Si bien es cierto, en el magnus opus este orden se ve intercalado entre el Albedo y Rubedo, por una serie de tonalidades intermedias como el amarillo limón, el ocre y el rosa, dándo lugar a una fase intermedia reconocida como:
Xantosis, citrinitas, amarillamiento. Es el abanico de colores que se va ramificando hasta llegar al rojo purpúreo de la obra final.
Etapa Opus Magnum: Nigredo (Sal)
Negro es ausencia de color y de luz, se asocia al movimiento que se aparta de la luz original y que simbólicamente se dirige hacia abajo (tamas)*. Con la putrefacción, fermentación y descomposición total, que se produce en la oscuridad, se sustrae a la materia su forma anterior.
En el principio de toda realización espiritual está la muerte, una muerte para el mundo: la conciencia ha de ser extraída de los sentidos y vuelta hacia dentro. Puesto que la luz interior aún no ha empezado a brillar, este distanciamiento del mundo exterior se experimenta como un oscurecimiento, una nox profunda, una muerte psíquica. El hombre no reconoce su verdadera esencia inmutable hasta que abandona todo cuanto hay en él de corruptible, que no es sólo la carne, sino también el “alma” inmersa en la vida sensorial.
Etapa Opus Magnum: Albedo (Mercurio)
Blanco es Pureza, luz íntegra que no se ha quebrado en colores, representa la ascensión hacia la luz del origen (sattva)*. Mediante el blanqueo se limpia y purifica la materia.
El alma se ha elevado del reino de la Tierra al que había vuelto y ha salido de la noche del caos original para desarrollar ahora su fuerza. La fuerza espiritual ha salido de su estado de cristalización en la conciencia corporal y se ha convertido de tierra, en agua y aire. Esto representa la sublimación. Todas las potencias del alma latentes en el caos original se han desarrollado y han confluido en un estado de absoluta pureza. Es el final de la solución al que le sigue una nueva cristalización.
Dice Morieno: “ El que sepa limpiar y blanquear el alma y elevarla habrá librado al cuerpo de tinieblas, negruras y malos olores…pues éste podrá hacer después que el alma vuelva al cuerpo, y a la hora de su reunión, se manifestarán grandes milagros…”
Etapa Opus Magnum: Rubedo (Azufre)
Rojo es la esencia del color, su punto culminante y su fuerza máxima, la tendencia a la expansión en el plano de la manifestación misma (rajas)*. Mediante el enrojecimiento se le da un nuevo color, y en este caso color significa forma.
Así como Negredo y Albedo representan la espiritualización del cuerpo, es decir, tienen por objeto restablecer la pureza y la receptividad originales del alma, la elevación del alma; Rubedo corresponde a la corporeización del espíritu o fijación de lo volátil, es decir la iluminación del alma por medio de la revelación en ella del espíritu, descenso del espíritu hasta las capas inferiores de la conciencia humana, de manera que el cuerpo quede impregnado y fundido con él. Es el comienzo de la cristalización, la conversión del cuerpo en espíritu hecho forma, la degradación de la divinidad en la tierra.
Magnum Opus: Representación del Ser andrógino. Cielo, tierra, masculino y femenino.
Opus Magna en el proceso del Alma
Si llevamos la Opus Magnum al proceso del Alma, veremos que hasta que esta no se libere de las capas y limitaciones que la oprimen, no será un canal a través del cual el Ser Superior o Supraconsciencia se exprese a través de sí misma. Para ello viajaremos por diversos estados de conciencia y distintas profundidades del ser. El vaciado de las creencias, traumas, apegos, contracciones, generará tal liberación que se expresará en expansión y por ende en una conexión superior y un movimiento más allá de lo personal, es decir, encarnando lo impersonal.
Si realmente deseas abrirte a la Obra Magna en tu interior con absoluta conciencia y permitiendo que tu biología se reconfigure de una forma amable, respetuosa y creadora, dando lugar a la esencia que verdaderamente eres en plenitud y sosiego, entonces conectemos nuestro Camminus y accede a la Semilla del Cambio.
“Ella le preguntó: ¿A qué se asemejará el “Reino” ?…y el le dijo: es como una semilla, un único y pequeño grano de semilla de mostaza, que una mujer tomó, amó y sembró en el centro de su jardín, y creció y creció de tal manera, que se convirtió en un frondoso árbol, donde los pájaros del cielo van a hacer nido en sus ramas” (Fragmento de la película María Magdalena por Garth Davis)
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